lunes, 11 de agosto de 2014

#VivaLaVida: Nacimiento

Este pudo ser el nacimiento de Agustina, Cuniberta, Emiliana, Gabriela, pero afortunadamente, doña Elvira y don Marco no tuvieron en cuenta la fecha para escoger el nombre de su hija; prefirieron honrar a los abuelos maternos de la recién nacida, Margarita y Alejandro, llamándola Margaret Alejandra.

1990 fue el año de tener a su última hija, ella sería la “cuba” de la familia Sánchez Tovar, la menor de tres hermanos. Sin embargo, su nacimiento no fue como el de Diana y Marco, tan natural y tradicional en la finca con la asistencia de una partera de la vereda.

En esta ocasión, doña Elvira tenía programada una cesárea para el lunes 12 de noviembre a las ocho de la mañana, en la clínica de La Presentación en Manizales, y todo porque la chinita venía atravesada. Era un embarazo de alto riesgo.

Ese lunes, la lluvia acompañó Don Marco en la clínica, quien estaba muy preocupado por su esposa y su futura hija, al saber el peligro que representaba una cesárea; semejante situación lo hizo olvidar la decepción que sintió, cuatro meses antes, cuando la Selección Colombia perdió frente a Camerún, en los octavos de final del Mundial de Italia90.

En el quirófano, doña Elvira, gracias a la anestesia, no sintió los dolores de sus anteriores partos. Vio como el médico hizo una incisión en su vientre y sacó a su nueva bebé, esa niña que minutos después rechazó la leche materna y prefirió alimentarse de un tetero. Ya mostraba el carácter obstinado de los nacidos bajo el signo de escorpio.

En ese momento, lo que importaba era que madre e hija estaban sanas y salvas. Aunque había algo raro, la bebé casi no lloraba y cuando lo hacía se ponía roja como una remolacha. Después de unos días, el médico notó que la bebé tenía bronconeumonía.

Quince días después en el Hospital Infantil, la pequeña de un momento a otro sufrió un paro broncorespiratorio. Entre los gritos de sus tías Tina y Margarita, y la mirada nerviosa de sus padres, las enfermeras entraron apuradas al cuarto y empezaron a reanimarla; durante un minuto, que pareció una eternidad, la bebé perdió sus signos vitales, hasta que de repente dio señales de vida.

Ese fue un segundo parto para doña Elvira y don Marco, y un segundo nacimiento para Margaret.

@Masty_Sanchez 

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