jueves, 19 de enero de 2012

WIN32TRAGAMALUCA_B@M

Tras un sueño largo y tranquilo, Diana Torres despertó gracias a los gritos de su mamá; al abrir sus ojos vio un teclado plano y multicolor, que se asemejaba a las uñas que pintaba dos veces a la semana; dirigió su mirada hacía el mouse táctil, distinguió un tatuaje de mariposa, el mismo que tenía en el tobillo del pie derecho. Luego, notó que la parte superior derecha de la  pantalla estaba cruzada por un alambre rosado puntiagudo, idéntico al piercing en su oreja. Al darse cuenta que su cuerpo era un rectángulo morado, compuesto por microchips, circuitos, puertos USB  y un disco duro de 250 MB, el miedo la invadió y se reinició.

Después de iniciar Windows, una voz, que salía desde los parlantes, con acento español dijo: “la base de datos de virus ha sido actualizada”. Inmediatamente, una alarma sonó,  al detenerse, habló de nuevo la voz: “una amenaza detectada”, y en ese momento, apareció una ventana con el nombre: win32tragamaluca_b@m.

Diana en medio de la confusión, trató de calmarse, detuvo el cursor y, aún con un poco de nervios, lo dirigió a la barra de tareas, donde encontró que estaba conectada a una red pública de internet, con una velocidad de 2000k. Así que aprovechó, abrió su explorador Crome, entró a Google y buscó información sobre ese virus. Rápidamente, halló una página con algo de información; allí, explicaban que se trataba de un archivo que aparecía en el disco duro cuando se aglomeraba información sobre una persona. Además, leyó que el virus afectaba directamente el sistema operativo, trastornando sus procesos, denegando el acceso a las carpetas y bloqueando los programas que tenía instalados.

Luego de consultar otras páginas, Diana no encontró un programa de antivirus que eliminara el archivo infectado de su sistema. En su búsqueda, dio con un foro de hackers, donde conoció a “Purple Serial”, quien le comentó que ese virus era difícil de borrar,  y la única manera que conocía era formatear el disco; pero, le advirtió que perdería todos los datos que tuviera almacenados. Diana no tuvo mucho tiempo para decidir, ya que el virus seguía infectando, la única salida era formatearse. A pesar de que aún no asimilaba por lo que estaba pasando, ella tomó la decisión.

Diana despertó de nuevo, a través de la cámara observó el teclado colorido, el stiker de mariposa, y el alambre puntiagudo y rosado, sin prestarles mucha importancia, prefirió seguir los pasos que aparecían en la pantalla. En ese instante entró su mamá al cuarto y sólo vio el computador de su hija encendido sobre la cama. 

Por. Margaret Alejandra Sánchez

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