¡Arrancó noveno semestre, carajo! (léase con toda la actitud y energía). Primero que todo, aclaración para la comunidad: Prometo hacer un gran esfuerzo para no dejar botado mi blog, recién reconstruido, ahora que estoy de
vuelta en la universidad, y con la tesis encima. Parafraseando una de mis
profesoras de este semestre, “lo difícil tener un blog es actualizarlo”.
Estos primeros días académicos, mis divagues se
han enfocaron en el siguiente hecho: estaré rodeada durante 8 horas de la
semana por estudiantes de ingeniería civil, industrial, mecánica, electrónica, de
sistemas, sin dejar de lado uno que otro de arquitectura, y todo gracias a las
electivas que elegí.
Una es Ecología y Gestión
Ambiental, electiva de Ingeniera Civil, es decir, era de esperarse que me encontrara con
tanto ingeniero. Sin embargo, no se preocupen por esta cuasi comunicadora,
aunque el profesor y mis compañeros hablaron sobre construir carreteras y
curvas, los trabajos se enfocaran en cada carrera.
Sin embargo, en la segunda electiva,
Taller de Escritura Literaria, sí ocurrió algo que no esperaba: hay mínimo
un estudiante de cada ingeniería y algunos de arquitectura. ¿Pero qué
rayos hacían ahí? Las respuestas eran fáciles: el horario les servía, las demás
electivas estaban llenas y/o canceladas. Lo que me sorprendió, fue que con esos
precedentes, su energía fue la mejor.Primero con la sinceridad y luego con su buena
actitud en el ejercicio que realizamos: escribir una frase, rotar la
hoja hacía la izquierda, y así hasta el final para construir doce cuentos con la imaginación de cada uno.
Ya dos entradas sobre electivas,
creo que es un tema que me ha puesto a divagar más de lo esperado, quizás por la nostalgia de ya no estar de "primípara". Eso sí, como siempre yo divagando
sobre temas "tan cruciales”.
Espero, andar más, divagar como siempre y vagar menos. ¡Ah! Y eso sí, espero que mis compañeros
ingenieros, para el final de segundo corte, mejoren su ortografía, que resultó más tenebrosa
que algunos de los cuentos que escribimos.
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